28 jun 2009

Rompiendo Paradigmas (2a Parte)

Dice Stephen Covey en su bestseller "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva": " Cuanta más conciencia tengamos de nuestros paradigmas, y de la medida en que nos ha influido nuestra experiencia, en mayor grado podremos asumir la responsabilidad de tales paradigmas, examinarlos, someterlo a la prueba de la realidad, escuchar a los otros y estar abiertos a sus percepciones, con lo cual lograremos un cuadro más amplio y una modalidad de visión mucho más objetiva".
Comenta Covey que la expresión "cambio de paradigma" fue introducido por Thomas Kuhn en "Las estructuras de las revoluciones cientificas", ya que éste demostró que casi la totalidad de los descubrimientos científicos aparecieron gracias a que se rompió con la tradición, con los viejos modos de pensar, es decir con los antiguos paradigmas.
Que mejor ejemplo de esto, es la ruptura del paradigma de que la Tierra era el centro del Universo como dijo alguna vez Tolomeo, hasta que apareció Copernico y dijo que el centro del Universo en realidad era el Sol. Eso le valió no solamente críticas sino que inclusive persecuciones.
Si uno se pone a pensar en las empresas: ¿no hay muchos Tolomeos, muchos Copernicos perseguidos y poco comprendidos y muchos que no son ni uno ni otro, pero crítican y persiguen?
¿Cuántas veces una empresa continúa una cultura, una forma de hacer las cosas o una visión que la ideó algun Tolomeo (por el bien de la empresa y dadas las herramientas y el ambiente de esa época) hace muchos años o décadas incluso y que se siguen haciendo porque "es la forma en que se hizo siempre"?
¿Cuántas veces nos encontramos con Copernicos en cualquier escalafon de la empresa, que quizá no es tenido en cuenta, no es escuchado, no se le consulta, pero que se da cuenta que el mundo es dinámico, que el ambiente cambia constantemente, que hay que buscar nuevas ideas y adaptarse a las realidades y no es escuchado y la mayoría de las veces ni siquiera consultado?
¿Y cuántas de esas veces, ese Copernico no es tildado negativamente por sus compañeros, colegas o jefes por tratar de cambiar "lo que tan bien le ha hecho a la empresa" sin darse cuenta que lo que hoy sirve, quizá mañana no sirve más?
Dice Tom Wise, sobre el que hablaré en alguna nota más adelante: "el 70% de las soluciones a los problemas actuales en las empresas, el año que viene no servirán para nada"
Por suerte, a veces las organizaciones tienen Copernicos que contra viento y marea se hacen escuchar. A veces las organizaciones tienen políticas de puertas abiertas, como deberían tener todas, que permiten a su capital humano opinar, o mejor todavía, hay organizaciones que continuamente están realizando reuniones con sus funcionarios para que expresen de que forma se podrían hacer mejor las cosas.
No hay que olvidarse que nadie sabe mejor de su trabajo que aquel que lo realiza.
Copernico rompió con los paradigmas. Muchas personas logran hacerlo cuando afrontan una situación amenazante, de stress o una crísis. Eso les permite ver las cosas de diferente modo y analizar las situaciones desde otro ángulo.
Para aquellos que les cuesta comprender a los que intentan todos los días romper paradigmas, los dejo con una simple historia del libro de Stephen Covey que nos demuestra que muchas veces las cosas no son como las vemos:
Una mañana en el metro de Nueva York, la gente estaba tranquilamente sentada leyendo el diario, tomando un café, o descansando los ojos, hasta que en el vagón entra un señor con dos niños muy alborotados. Los niños no paraban de correr, de gritar y de molestar a la gente, mientras el señor que parecía ser el padre, no se inmutaba ante lo que estaban haciendo sus hijos.
La gente se empezó a sentir incomoda e irritada, pero nadie se animaba a acercarse al señor a pedirle que por favor calmara a esos chicos.
Hasta que un señor se anima a levatarse y le expresa al padre de los chicos: "Señor, sus hijos están molestando a muchas personas. No podría por favor hacer algo para calmarlos?"
El hombre levantó los ojos como si recién tomara conciencia de lo que estaba sucediendo y le contestó: "Oh si, tiene razón. Supongo que yo tendría que hacer algo. Recién estamos volviendo del hospital donde su madre falleció hace 2 horas. No se que pensar y supongo que ellos tampoco saben como reaccionar"

A partir de ahi, el paradigma del señor que le fue a increpar al padre de esos chicos cambió totalmente en menos de un segundo, vió las cosas de otra manera, sintió compasión por esa persona.

Por supuesto no todos los cambios de paradigma son así de rápidos. Muchas veces para romper con paradigmas no hay que ver diferente, sino hay que ser o actuar de forma diferente.

Y de esto hablaremos en la próxima nota.



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