22 jul 2011

Salida griega siguió el ejemplo de Uruguay y no el de Argentina

The Economist había planteado una reestructuración a la uruguaya, con canje de bonos y aplazamiento de pagos como se hizo. Paul Krugman sugirió abandonar el euro y devaluar. La bolsa de Atenas sube 5,9%

Uruguay y Grecia cruzan sus destinos por la reestructuración de sus deudas. El primero anunció una reorganización de sus compromisos en 2003, con el objetivo dediferenciarse claramente de su vecino, Argentina, que se había declarado en default en diciembre de 2001.

Uruguay padeció en el verano de 2002 una fuga de depósitos bancarios y de inversión como efecto contagio de lo que pasaba del otro lado del Río de la Plata. Una suspensión de pagos parecía inevitable.

De hecho, la única receta que el Fondo Monetario estaba dispuesto a extenderle al país era forzar esa quiebra, a la que las autoridades se oponían. La prima de riesgo entre el bono uruguayo a 10 años y el estadounidense se disparó hasta los 3.000 puntos básicos (30%) en 2002. El diferencial del bono griego con el alemán ronda en estos momentos los 1.400 puntos.

El por entonces ministro de Economía uruguayo Alejandro Atchugarry planteó un canje de bonos y aplazamiento en los pagos, pero recalcó su intención de cumplir con los compromisos. Pidió más tiempo para salir del ahogo y así recuperar la economía como lo hizo.

Fue un modelo de reestructuración de deuda muy elogiado en los mercados financieros que mantuvo el prestigio internacional del país, que hoy le permite estar a un escalón de la categoría de "grado de inversión" de las calificadoras de riesgo.

En pleno debate sobre qué hacer con los casi US$ 500 mil millones de deuda de Grecia, las posturas de dividieron en dos. Por un lado, economistas como Paul Krugman, sugirieron una salida a la Argentina, por su cesación de pagos que no tuvo piedad con los acreedores privados, entre ellos, bancos extranjeros y fondos especulativos. El Premio Nobel de Economía también planteó que Atenas abandonara el euro y devaluar.

Los expertos políticamente incorrectos rescataron que la quita de 76% ofrecida por Argentina le dio el oxígeno suficiente como parar salir de la crisis y crecer a tasas chinas.

En la otra vereda, se ubicó la revista The Economist, que justamente recomendó una salida más "a la uruguaya".

"El debate sobre Grecia tiene ahora una dimensión de América Latina. Los que favorecen el punto de aplazamiento a Uruguay. En 2003, el pequeño país de América Latina convenció a sus acreedores de canjear sus bonos por otros nuevos con el mismo principio, las mismas tasas de interés y vencimiento a cinco años más. Grecia podría hacer lo mismo. Posponer los pagos de bonos por unos cuantos años significaría que los fondos de rescate oficial durarían más tiempo", dijo en un artículo la prestigiosa revista económica.

Después de dos semanas de entrevistas en Nueva York, Tokio y otras ciudades en todo el mundo, el plan de reestructuración de la deuda uruguaya se lanzó en abril de 2003 y se completó el 29 de mayo, con una aceptación del 93% de los acreedores.

Los bonistas tenían que elegir entre un aplazamiento de los vencimientos de cinco años, manteniedo el rendimiento prometido inicialmente, u optar por un nuevo bono, más líquido, pero con menor interés. Este acuerdo redujo la carga efectiva del país sudamericano en aproximadamente un 15% y para 2004, el ritmo de crecimiento de la economía ascendía al 11%.

Grecia ofrece un postergamiento en el pago de sus bonos de hasta 30 años y una baja en la tasa de los créditos que tiene que pagar al 3,5 por ciento.

Uruguay utilizó un mecanismo voluntario -Grecia hizo lo mismo- y, en última instancia, agregó nuevas cláusulas de acción colectiva en sus bonos, que dieron garantías añadidas a los inversores.

Cabe aclarar que las circunstancias de Grecia no son las de Uruguay en 2003. El stock de deuda griega equivale al 140% del PIB, casi el doble del que tenía Uruguay y es poco probable que, cuando vuelva a crecer, Grecia alcance crecimientos medios del 6,1% como ha hecho el país sudamericano desde entonces. Uruguay tiene hou una relación deuda-PBI muy saludable del 56 por ciento.

En el caso griego, además, las consecuencias de una suspensión de pagos recaen sobre el banco central de otros 16 países.

Algunos analistas dicen que el paso que debe seguir para Grecia es un plan B que incluya una fuerte quita en un proceso obligatorio y una batería de medidas para asegurar que el BCE siga suministrando liquidez a la banca. Algo que Uruguay no planteó.


Fuente: Infobae

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