25 jul 2010

¿Recargo o descuento?

La forma elegida para comunicar un precio tiene una incidencia clave en la percepción de los clientes. Dos precios equivalentes pueden generar reacciones totalmente diferentes en función del formato de difusión elegido.

Situación1: "- Son $100"- dijo el vendedor. "- ¿Aceptan tarjetas de crédito?" – preguntó Juan antes de pagar. "- Por supuesto, aunque el precio tendrá un recargo de $5".

Situación 2: "- Son $105"- dijo el vendedor. "- ¿Aceptan tarjetas de crédito?" – preguntó Juan antes de pagar. "- Por supuesto, es el mismo precio, pero si abona en efectivo tendrá un descuento de $5".

Al enfrentarse con estas dos situaciones, Juan, al igual que la mayor parte de las personas, termina con la sensación que ha hecho un mejor negocio en el segundo caso, en el que no ha pagado recargo. Todo esto a pesar de que el precio final ha sido exactamente el mismo. ¿Por qué ocurre esto?.

La teoría desarrollada por los psicólogos israelíes Daniel Kahneman (premio Nobel de economía 2002) y Amos Tversky, denominada Teoría Prospectiva (Prospect Theory), sostiene que las personas le otorgan proporcionalmente mayor importancia a las pérdidas que a las ganancias, aún cuando las mismas sean de dimensiones equivalentes. Los experimentos realizados demuestran que en algunos casos las pérdidas llegan a impactar el doble que ganancias similares. Supongamos que perdemos $10, esto nos causará un descontento mayor, que ganar $10, aún cuando se trata de la misma cantidad en valores absolutos. Si vamos al supermercado y encontramos que la mitad de los productos en los que gastamos habitualmente ha subido un 10%, y al mismo tiempo la mitad restante ha bajado en la misma proporción, seguramente no estaremos indiferentes ante este cambio, a pesar de que tenga un impacto neutro en nuestro bolsillo. Cómo se explico anteriormente debido al mayor peso psicológico que se le otorga a las pérdidas, percibiremos que estamos en una situación peor que antes de los cambios de precios.

Siguiendo el razonamiento anterior, el recargo es percibido por los clientes como una pérdida, mientras que el descuento se asimila a una ganancia. Entonces pagar un recargo causa psicológicamente un impacto mayor, aún cuando objetivamente tenga la misma dimensión que el descuento, y permita, como en el ejemplo inicial, llegar al mismo precio final. De aquí se origina el hecho que muchas empresas opten por elevar sus precios de lista, y luego ofrezcan descuentos a distintos clientes en función de cantidades compradas, medios de pago utilizados u otros criterios. Esto es mejor recibido por los clientes que establecer un precio de lista relativamente más bajo y cobrar recargos si la cantidad comprada es menor a la establecida como base, o si se utiliza un medio de pago que no es el preferido por la empresa.

¿Qué ocurriría si una empresa en lugar de anunciar un costo adicional por entregar a domicilio el producto, comunicara que realiza un descuento a aquellos que retiren el producto del local de la empresa?.

Por Ariel Baños
http://www.fijaciondeprecios.com/temas/ampliado.asp?id=92

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